Un viaje a Bélgica puede dar mucho de sí, ya que las distancias entre ciudades son cortas y los medios de transporte destacan por su calidad, así que es posible visitar rincones de lo más dispares sin necesidad de pasar mucho tiempo en Bélgica. Así pues, es un país ideal para pasar unas cortas pero intensas vacaciones. Bélgica es una tierra de contrastes y muy variada en muchos aspectos, tanto a nivel geográfico como a nivel político y cultural. En Bruselas, capital de Bélgica, podrás pasearte y transportarte a otras épocas gracias al encanto medieval que todavía se conserva en algunas zonas de Bélgica, como por ejemplo en la Grand Place, envuelta por edificios medievales y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO además de su pasado industrial y de lugares más actuales pero no por ello menos interesantes, como la sede de la OTAN. Otro lugar de Bélgica que también conserva algunas huellas del pasado medieval es Valonia. En Valonia, podrás combinar las visitas históricas y culturales con inolvidables paseos y excursiones, ya que en esta región de Bélgica destacan también sus paisajes naturales, con encantadoras zonas de valles, ríos y bosques.

Flandes es otro de aquellos rincones de Bélgica que a buen seguro te cautivará, la tercera región que, junto a Valonia y Bruselas, forma Bélgica. En Flandes te maravillará el casco antiguo de Brujas, una ciudad que también se conoce como la Venecia del norte debido a los canales que la atraviesan y a su mágico encanto, así como el arte tan presente en Amberes y los edificios históricos en Gante.