El régimen “todo incluido” es lo más cercano al paraíso. Si optas por un todo incluido, no hay duda que disfrutarás de tus vacaciones sin límites. Por el mismo precio, podrás disfrutar de todo lo que te ofrece el régimen de pensión completa, es decir, alojamiento, desayuno, almuerzo y cena, pero con un interesante añadido. Y es que, con el régimen de todo incluido podrás comer y beber cuanto quieras, en el momento que quieras. No tendrás que preocuparte por adaptarte siempre a los horarios del hotel, ya que el todo incluido te permite consumir lo que quieras, cuando quieras y también en el lugar que prefieras, incluso en tu propia habitación si así lo deseas. En algunos casos, el todo incluido puede llegar a incluir también alguna que otra excursión o actividad, con lo que la experiencia del viaje se hace mucho más intensa y, a la larga, más económica. Porque, aunque de entrada pueda parecer que el todo incluido requiere un desembolso mayor que los otros regímenes, también es cierto que la posibilidad de tomar todo lo que quieras, sin límite, hace que no sea necesario gastar apenas dinero fuera del hotel. Únicamente si quieres entrar a lugares turísticos que requieran entrada o si quieres comprar algún que otro recuerdo. Con la opción del todo incluido puedes ahorrar considerablemente en todo lo relacionado con comidas, bebidas, meriendas, cafés, etc. El hecho de saber que puedes hacerlo dentro en cualquier momento hace que deje de ser necesario hacerlo fuera, así que podrás dedicarte a vivir a cuerpo de rey dentro del hotel y aprovechar el tiempo que estés fuera para conocer todo lo que te interese en tu viaje, sin hacer gastos extra parando a comer a tomar algo.