El origen incierto de los pueblos de Croacia ayuda a dotar de un aura de misticismo a este precioso país europeo que, con sus más de 1.700 quilómetros de costa hacen de Croacia un maravilloso destino turístico para pasar unas vacaciones culturales y de relax y bienestar. El Mediterráneo baña este país que conserva esencias del pasado, ciudades medievales y de otras épocas históricas. En este sentido, un lugar que no hay que perderse en Croacia es el casco antiguo de Dubrovnik, la capital del país, declarada Patrimonio de la Humanidad. También es de obligada visita durante un viaje a Croacia la zona histórica de Trogir, así como los conjuntos y delicias arquitectónicas como el Palacio de Diocleciano en Split (una de las ciudades más importantes de Croacia, junto a Dubrovnik y Zagreb) la basílica de Eufrasio, en el también interesantísimo casco antiguo de Porec, y un largo etcétera. Si te gusta la historia y la cultura, en Croacia te sentirás más que satisfecho recorriendo las calles de sus ciudades. Además, en Croacia también destaca su impresionante naturaleza, y es que no tendrás que buscar mucho para encontrar espacios naturales encantadores. Calas, acantilados, montañas… no en vano, en Croacia existen nada más y nada menos que diez Parques Naturales y ocho Parques Nacionales. Una belleza que va más allá de la Croacia continental y que llega hasta las islas que también forman parte de Croacia. Un ejemplo son los archipiélagos de Kornati o Brijuni, con playas de aguas cristalinas, curiosas formaciones rocosas y bellísimas zonas protegidas.